AUTOCROMES BLOG

Chorreado húmedo (wet blasting): menor polvo y mejor anclaje antes del recubrimiento industrial

Preparación de superficies metálicas: el chorreado húmedo (wet blasting)

En la preparación de superficies metálicas, el granallado en seco y el chorreado con abrasivo son métodos clásicos. Pero no todas las piezas —ni todos los entornos de producción— toleran la nube de polvo y la agresividad de un blasting convencional.

Para responder a esa necesidad, el chorreado húmedo o wet blasting se presenta como una alternativa que combina agua y abrasivo a presión.

El resultado es una limpieza de grado Sa 2½ – Sa 3 con casi cero polvo, temperatura controlada y un perfil de rugosidad uniforme, ideal para posteriores tratamientos de galvanizado, pintura, fosfatado o zinc-níquel.

¿Qué es exactamente el chorreado húmedo?

En vez de proyectar solo granalla o corindón, el sistema mezcla el abrasivo con agua dentro de un inyector Venturi.

El lodo abrasivo sale a 4–7 bar e impacta sobre la superficie, arrastrando óxidos, cascarilla e incrustaciones.

El agua amortigua el choque, reduce la generación de calor y, lo más visible, suprime la nube de polvo característica del arenado en seco.

Al disipar calor, el proceso evita tensiones térmicas y la pieza no se calienta, algo clave en aleaciones ligeras o en soldaduras sensibles.

Además, la película de agua encapsula los contaminantes y facilita su separación en un clarificador: las partículas se decantan y el agua se recircula, cumpliendo con normativas medioambientales como ISO 14001 y reduciendo el consumo del recurso.

Principales ventajas del chorreado húmedo

Salud ocupacional

La velocidad del granallado seco genera polvo respirable de óxido y abrasivo. En cabina húmeda, más del 95 % de ese polvo queda en suspensión líquida y se filtra, reduciendo la exposición del operario y facilitando el cumplimiento de los límites de sílice respirable.

Compatibilidad con pretratamientos químicos

Cuando la pieza va a decapado, cromatizado o zinc-níquel, una superficie libre de contaminantes solubles es fundamental.

El agua del wet blast elimina sales cloruro y sulfato mejor que el chorreado seco.

Perfil de rugosidad ajustable

Variando la presión (4–7 bar) y la granulometría del abrasivo de vidrio se obtiene un Ra de 2,5 – 4,0 µm, suficiente para anclar pintura poliuretánica o galvanizado en caliente sin sobre-rugosidad que consumiría zinc extra.

Reducción de flash-rust

El caudal de agua puede incorporar inhibidores temporales que retrasan la oxidación flash hasta 24 h, dando margen para pasar la pieza a la línea de recubrimiento sin reoxidación.

Proceso paso a paso en una cabina de chorreado húmedo

  1. Carga de abrasivo de vidrio angular. Se utiliza cristal reciclado 120–180 µm, libre de sílice libre, certificado ISO 11126-4.
  2. Ajuste de presión. 4 bar para aluminio y aceros inoxidables; 6–7 bar para acero al carbono con cascarilla gruesa.
  3. Inyección de inhibidor. Una solución de nitrito-benzoato al 0,2 % se mezcla con el agua para proteger el acero recién expuesto.
  4. Limpieza en abanico. El operario barre la superficie a 45°; el agua lodosilla arrastra óxidos y evita la “quema” del metal.
  5. Lavado final a presión. Chorros de agua desmineralizada retiran residuos de abrasivo y sales sueltas.
  6. Secado por aire caliente filtrado. La temperatura no supera los 40 °C para no provocar flash-rust; el inhibidor sigue activo.
  7. Inspección visual. Se verifica un gris metálico uniforme y ausencia de manchas oscuras; la pieza queda lista para galvanizado, pintura o pasivado.

Las cabinas modernas operan en ciclo cerrado: un clarificador separa sedimentos y devuelve el agua al circuito, minimizando vertidos y costes.

Ventajas técnicas frente al granallado seco

  • Menor rugosidad para la misma limpieza. Ideal para carcasas mecanizadas en 7075 o 17-4 PH, donde un pico de rugosidad puede causar fugas en juntas tóricas.
  • Sin embutición de abrasivo. El agua amortigua el rebote; no quedan partículas incrustadas que luego provocarían ampollas bajo pintura.
  • Temperatura controlada. Piezas templadas o soldaduras TIG no pierden dureza ni sufren microfisuras por choque térmico.
  • Mejor visibilidad. El operario ve la zona tratada a través del rocío, pero no se forma nube opaca; se reduce retrabajo y cansancio ocular.

Compatibilidad con distintos recubrimientos

  • Galvanizado en caliente: el perfil de 2,5 µm facilita el anclaje del zinc fundido sin aumentar el espesor necesario.
  • Aleación zinc-níquel: mejora la adherencia y reduce la corriente de pico durante la carga, ya que la superficie queda libre de barnices y aceites.
  • Cromatizado de aluminio: la limpieza acuosa con inhibidor evita sales que podrían manchar el pasivado.
  • Pintura en polvo: la rugosidad controlada permite superar ensayos de impacto y mandril sin desconchados.

Casos de uso reales

  • Cárter de transmisión 6061-T6: el granallado seco creaba micro-picaduras; con wet blasting, la superficie quedó satinada y el anodizado posterior sin zonas de quemado.
  • Puente tractor 8×4: pieza soldada multiservicio. Con chorreado húmedo e inhibidor se logró pasar a la línea de metalizado en menos de dos horas sin flash-rust, alcanzando 25 µm de sellador en una sola mano gracias a la rugosidad más “abierta”.

Preguntas frecuentes

¿Se puede emplear en fundición?

Sí, siempre que no se trate de piezas porosas que absorban humedad. Para fundición gris, se usa presión reducida y abrasivo cerámico.

¿Requiere más tiempo que el granallado seco?

El rendimiento es similar: 4–5 m²/h en acero; la ventaja es que no se necesita aspiración ni limpieza de polvo posterior.

¿Deja la pieza mojada?

Tras el secado con aire filtrado, la humedad residual es inferior al 2 %, suficiente para aplicar imprimación epoxi antes de 8 h sin problemas de adherencia.

Impacto ambiental y normativo

La reducción de polvo facilita el cumplimiento de la Directiva europea 2004/37/CE sobre agentes carcinógenos, y la recirculación de agua disminuye el índice de vertido.

El abrasivo de vidrio es inerte y se sustituye cada 40 h de trabajo, enviándose a reciclaje de material cementicio, cerrando el ciclo.

Estos procesos contribuyen a auditorías ambientales ISO 14001 y a una gestión más sostenible de los recursos.

Futuro del wet blasting

Las últimas tendencias apuntan al uso de abrasivos granulares de óxido de aluminio fino para alcanzar rugosidades de hasta 5 µm en una sola pasada, dirigidas a sistemas térmicos de proyección cerámica.

Además, la incorporación de módulos de iones de plata en el circuito de agua permite eliminar bacterias y extender los ciclos de clarificación, reduciendo aún más el consumo de recursos.

Conclusión

El chorreado húmedo (wet blasting) se consolida como una técnica de preparación de superficies limpia, segura y respetuosa con el medio ambiente.

Ofrece una alternativa eficaz al granallado seco, especialmente en proyectos donde la reducción del polvo, el control térmico y la calidad del acabado son prioritarios.

DESCUBRE NUESTROS SERVICIOS
ARTÍCULOS RELACIONADOS

Artículos Relacionados