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Control de calidad de recubrimientos: ensayos clave para garantizar durabilidad y cumplimiento normativo

Un recubrimiento metálico o pintado vale tanto como lo respalde un sistema de control de calidad sólido. De poco sirve aplicar la mejor pintura, el zinc más puro o el sellador más avanzado si el espesor es irregular, la adherencia insuficiente o la porosidad inaceptable. En Autocromes, cada lote que sale de planta va acompañado de resultados de ensayo que demuestran —con datos medibles— que la capa protectora cumplirá los años de servicio prometidos y superará las auditorías de los clientes más exigentes.

Este artículo profundiza en los ensayos esenciales que acreditan la durabilidad y el cumplimiento normativo de un recubrimiento industrial: desde la medición de espesor hasta la niebla salina, pasando por la prueba de adherencia y la determinación de poros. Conocerlos te ayudará a interpretar certificados, exigir la trazabilidad adecuada y, sobre todo, evitar sorpresas de corrosión prematura en campo.

1. Medición de espesor: la base de todo

El espesor es el parámetro más sencillo y, paradójicamente, el que más fallos causa cuando no se mide correctamente. Autocromes utiliza:

  • Calibres magnéticos y por inducción para zinc o pintura sobre acero.
  • Ultrasonidos en capas espesas o sobre sustratos no ferromagnéticos.
  • Micrómetro de corte cuando se precisa comprobar la construcción multicapa.

Un espesor fuera de tolerancia abre la puerta a dos riesgos: si es bajo, la barrera anticorrosiva se consumirá antes de tiempo; si es excesivo, puede cuartearse o alterar tolerancias mecánicas. De ahí que se mida cada hora de producción y se registre en el informe de lote.

2. Ensayo de adherencia: ¿se queda donde debe?

La adherencia determina si la capa resistirá impactos, vibraciones o flexiones sin desprenderse. Autocromes aplica dos métodos, según la especificación del cliente:

  • Cross-cut (corte en rejilla) ISO 2409: se graba una cuadrícula de 6 × 6 cortes y se aplica cinta adhesiva estándar. No debe levantarse pintura en ningún cuadrante.
  • Pull-off ASTM D4541: se pega un muñón de aluminio con epoxi y se tracciona con dinamómetro. El recubrimiento debe fallar por cohesión interna, no por despegue del sustrato, y alcanzar valores > 6 MPa en sistemas de alta exigencia.

Una mala adherencia suele apuntar a problemas de limpieza o a un pretratamiento deficiente más que a la pintura en sí.

3. Porosidad y continuidad: el enemigo invisible

En galvanizados por arco o proyección térmica, la micro-porosidad puede convertirse en vías de entrada de humedad. Para detectarla antes de que llegue al cliente se aplica:

  • Detección de chispa (holiday test) con electrodos de 9 a 90 V en recubrimientos dieléctricos.
  • Tintas capilares fluorescentes que revelan poros abiertos bajo luz UVA.
  • Microscopía estereoscópica en sección pulida para calcular % de vacíos.

Cuando el recubrimiento es metálico, Autocromes lo sella o especifica un top-coat si el nivel de poros supera el umbral que marcan ISO 2063 o la norma del cliente.

4. Ensayos acelerados de corrosión

Cámara de niebla salina (ASTM B117)

Piezas de referencia permanecen entre 240 y 1 000 h a 35 °C con rocío continuo de una solución 5 % NaCl. El requisito típico: sin corrosión roja y menos de un 5 % de corrosión blanca en el zinc.

Ciclos combinados (ISO 9227 + DIN 50018)

Se alterna niebla salina con condensación ácida SO₂ y fases de secado a 40 °C. Reproduce mejor la realidad marina o industrial. Autocromes usa estos ciclos para validar sistemas destinados a la categoría C5-M de ISO 12944.

Envejecimiento UV-condensación (ISO 16474-3)

Durante 1 000 h se alternan 4 h de UVA-340 a 60 °C y 4 h de condensación a 50 °C. El objetivo: comprobar retención de brillo y color en poliuretanos o silicónicos.

Los datos resultantes se incluyen en un “pasaporte de recubrimiento”, garantía documental de la durabilidad exigida por el cliente final.

5. Pruebas funcionales especiales

  • Dureza a la huella de lápiz (ASTM D3363) para verificar la resistencia al rayado en cabinas, consolas o piezas interiores.
  • Flexibilidad en mandril (ISO 1519) para asegurarse de que capas sobre chapa fina soportan el plegado sin fisurar.
  • Resistividad superficial cuando se trata de pasivados conductores (cromatizado Cr³⁺): indispensable para cajas electrónicas y blindaje EMI.
  • Triangulación de brillo con brillómetro 60° para estandarizar la estética en piezas visibles.

Estas pruebas se aplican según cada sector: aeronáutico, ferroviario o construcción tienen listas distintas de requisitos, y el laboratorio de Autocromes adapta el protocolo.

6. Trazabilidad y certificación: la otra cara de la calidad

Todo ensayo de laboratorio vale lo que vale su trazabilidad. En cada lote tratado por Autocromes se emite:

  1. Certificado de proceso con número de orden, parámetros de línea (temperatura, concentración, tiempos).
  2. Resultados de control en proceso (espesor cada hora, pH de baños, conductividad de enjuagues).
  3. Resultados de laboratorio: adherencia, niebla salina, dureza o cualquier prueba contractual.
  4. Trazabilidad química de pinturas o polvos (ficha técnica, lote de fabricación, fecha de caducidad).
  5. Firma y sello de inspector cualificado NACE o FROSIO, según exija la obra o el cliente.

Así, si una pieza sufre un problema años después, es posible remontarse al día exacto, al operario y a la partida de pintura.

7. Beneficios directos para el cliente

Menos garantías, más reputación. Un sistema certificado reduce reclamaciones y mejora la imagen de la marca.

Ahorro a largo plazo. Ensayos rigurosos detectan a tiempo una mala limpieza o un error de mezcla antes de que el lote salga a campo. Arreglarlo en fábrica cuesta céntimos; en obra, miles de euros.

Cumplimiento normativo sin estrés. Autocromes domina ISO 12944, ISO 1461, MIL-DTL, EN 13438, de modo que los responsables de calidad pueden dormir tranquilos: la documentación llegará completa y correcta a la auditoría.

Ejemplo real: turbina eólica costera

El cliente pedía 25 años sin repintado. Se aplicó metalizado Zn-Al 200 µm + sellador epoxi + poliuretano. Las probetas testigo superaron 3 000 h de niebla salina cíclica sin corrosión y 2 000 h de exposición UV-condensación con pérdida de brillo inferior al 10 %. Gracias al informe completo, la certificadora aceptó el sistema sin pruebas adicionales en obra.

Conclusión

El mejor recubrimiento no es simplemente “el que más aguanta”, sino el que puede demostrar con ensayos que cumplirá la vida útil prevista. Medición de espesor, adherencia, porosidad y corrosión acelerada componen la columna vertebral del control de calidad de Autocromes. Estos datos, sellados y trazados, respaldan la inversión de cada cliente y permiten que puentes, plantas químicas o equipos aeronáuticos funcionen durante décadas sin sobresaltos.

¿Necesitas un socio que combine aplicación de recubrimientos y laboratorio acreditado? Contacta con Autocromes: planificaremos tu especificación, ensayaremos prototipos y entregaremos cada lote con la garantía documental que exigen las normativas internacionales.

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